Financiación de la Educación Superior frente al COVID-19: Estrategias adoptadas por Universidades e Instituciones de Crédito Educativo – América Latina y el Caribe.

Por ÁPICE – UNESCO.

Para conocer la publicación en su totalidad, acceda por medio del siguiente enlace:

 

https://drive.google.com/file/d/1-LVEUiddgBhY9RaD5cRG8Ts_Q67av8f5/view

 

2021 será recordado en la historia de la humanidad como el año de la expansión frenética y desmesurada de la pandemia originada por el virus del Covid-19 y ampliada por sus posteriores mutaciones. Ningún ser humano podía imaginar que este hecho, de dimensión y cobertura globales, fuere posible. El impacto inmediato en todos los órdenes -político, económico, religioso, cultural, individual, familiar y social- se hizo sentir sin remedio y obligó a gobiernos, sociedades, instituciones y personas a tomar decisiones rápidas, flexibles, contundentes y efectivas.

 

En lo que respecta al sector de la educación superior, las circunstancias no fueron menos apremiantes. Entidades gubernamentales, instituciones académicas, entidades financieras, estudiantes y familias sufrieron el rigor de lo inesperado y obligante.

 

Han transcurrido más de dos años desde el inicio de la pandemia y es indudable que el mundo ha cambiado. ¿Cuáles han sido los principales efectos y retos derivados de estas circunstancias y, sobre todo, de qué manera se afrontaron? ¿Cuáles han sido los aprendizajes más relevantes? Si la humanidad fuera golpeada por una nueva pandemia, ¿estaríamos mejor preparados para afrontarla?

Intentar resolver estos interrogantes, y otros, fue la principal motivación que tuvo la Asociación Panamericana de Instituciones de Crédito Educativo, ÁPICE, para aprovechar la convocatoria del Programa de Participación de la UNESCO y presentar a consideración de este organismo el proyecto Estrategias adoptadas por Universidades e Instituciones de Crédito Educativo en América Latina y el Caribe, cuyos resultados se presentan en el documento que se ofrece a continuación.

 

La temática abordada no se agota con el estudio adelantado por ÁPICE. Más bien, complementa los esfuerzos académicos de quienes paralelamente han incursionado en estas mismas líneas de análisis como, por ejemplo, el estudio adelantado por el BID, el IESALC/UNESCO y ÁPICE, cuyos resultados se presentaron a mediados de 2021 en la publicación: Educación superior y Covid-19 en América Latina y el Caribe: financiamiento para los estudiantes.

 

Si bien la pandemia afectó masivamente, las respuestas fueron diversas y sus efectos continúan. En el caso que nos ocupa, es muy valioso e ilustrativo comparar las diversas formas como se han enfrentado estos desafíos, tanto desde la perspectiva de las instituciones de educación superior, como desde la de quienes ofrecen apoyos financieros, vía créditos educativos.

Existe coincidencia en que, siendo el estudiante el centro de los esfuerzos de las universidades y de las instituciones de crédito educativo, tanto públicas como privadas, las formas de sortear los retos derivados de los efectos de la pandemia son múltiples y variados, y coinciden con frecuencia. Los datos recolectados para este estudio indican que continúan los problemas típicos que tradicionalmente venía enfrentando el sector de la educación superior en materia de cobertura, calidad y pertinencia y, más aún, se han intensificado.

Dentro de los desafíos más relevantes está, por ejemplo, el del abandono estudiantil. Datos previos a la aparición de la pandemia situaban este factor en un promedio inquietante ubicado alrededor de 50 % en la región de América Latina y el Caribe. Estimaciones posteriores indicaron un incremento significativo que elevó dicha cifra hasta 60 % y, en ocasiones, a 65 %, dependiendo de países, regiones e instituciones. Ello se debió a factores como el impacto de la agobiante situación en la salud mental de los estudiantes; las dificultades en la adaptación a la virtualidad; el desencanto por las áreas de estudio tradicionales y por su “larga duración”, a juicio de algunos; la carencia de recursos, acentuada por el desbordamiento del desempleo de los mismos estudiantes y sus familias, y el insuficiente y costoso acceso a equipos de cómputo y a opciones de conectividad.

 

En este contexto, la disminución de la permanencia estudiantil afecta a todos los protagonistas de la educación superior: a los estudiantes, porque ven cada vez más lejanas las posibilidades de culminación de sus estudios superiores, requisito considerado muy importante para acceder al sector productivo como empresario o asalariado; a las familias, porque se ven obligadas a establecer prioridades, con lo cual la satisfacción de necesidades básicas como la alimentación, la salud y la vivienda- desplazan a la educación, como mínimo, al cuarto lugar, y a las instituciones de educación superior, porque ven reducidas las posibilidades de cumplir sus propósitos sociales en la línea de ofrecer formación integral y capacitación pertinente a sus alumnos.

 

También afecta a las entidades que ofrecen diversas formas de préstamos estudiantiles, porque se incrementan significativa e inexorablemente los riesgos de mora y de no pago de los compromisos financieros adquiridos por los estudiantes con el aval de fiadores que también enfrentan los mismos obstáculos y, en consecuencia, se encuentran incapacitados para responder solidariamente a tales compromisos. Al final, el sector productivo, fuente de desarrollo de los países, se ve afectado porque no cuenta con graduados suficientes para atender sus demandas, y el desarrollo social se ve privado del aporte del talento muy abundante en los estudiantes que se vieron obligados a abandonar sus estudios.

 

Tal como se desprende del estudio, dos de las estrategias que han generado mayores frutos para enfrentar retos como los expuestos son las alianzas entre los sectores público y privado, y entre las instituciones educativas y las aportantes de recursos financieros en calidad de créditos educativos y aun de becas y otros apoyos financieros. Los datos recolectados de once universidades localizadas en cinco países latinoamericanos y de once entidades de crédito educativo ubicadas en diez países, su análisis y conclusiones respaldan esta hipótesis.

El enfoque del estudio es relevante porque permite identificar efectos en los ámbitos individual, académico, socioeconómico, tecnológico e institucional, así como conocer las estrategias académicas, financieras y tecnológicas adoptadas para ofrecer soluciones inmediatas, oportunas y pertinentes. Los lectores tendrán la oportunidad de mirar la perspectiva de las instituciones de educación superior y de las de crédito educativo con sus correspondientes recomendaciones para los gobiernos, las Instituciones de Educación Superior, las Instituciones de Crédito Educativo, los estudiantes y la sociedad en general.

 

De la lectura de todo el documento surgen varias reflexiones. Ante la fuerza de las circunstancias, las entidades foco de este estudio se vieron obligadas a cuestionar sus criterios tradicionales de operación y a tomar decisiones que antes parecían difíciles de aceptar, coordinar y ejecutar. Un ejemplo que ilustra este comentario es el paso obligado de la atención presencial a la atención virtual.

 

Esta opción no nació a raíz de la pandemia. Ya existía, tímidamente, y hubiera podido implementarse en forma masiva años antes, pero los esquemas de pensamiento, las tradiciones administrativas y los criterios inflexibles de operación, no admitían fácilmente este tránsito transformador de lo presencial a lo virtual. Ante la llegada de la pandemia no hubo otra opción.

O se aprovechaba la virtualidad para prestar los servicios o no se prestaban. El resultado fue el contrario: la virtualidad llegó para quedarse y muchas entidades han decidido trabajar de manera híbrida o, incluso permanecer atendiendo sus actividades virtualmente, de manera indefinida, acogiendo alternativas antes impensables.

 

Las experiencias del pasado y del presente, bien aprovechadas, generan aprendizajes y abren perspectivas para el futuro. Este es uno de los valores agregados que ofrece el presente documento. ÁPICE, sin pretender agotar el tema, presenta a las personas, familias, IES, ICE, empresas, gobiernos y sociedad en general el fruto condensado de reflexiones sobre lo ocurrido, con el fin de dilucidar e identificar los principales aportes y aprendizajes generados a raíz de lo acaecido durante los años recientes.

 

Como Director Ejecutivo de ÁPICE me complace presentar este documento, fruto de los esfuerzos del equipo de nuestra Unidad de Investigación y recomiendo incursionar desprevenidamente en el tema. Deseo que estas ideas estimulen la creatividad estratégica para proponer nuevas perspectivas y dar respuestas a los desafíos planteados por este momento histórico.

 

También invito a compartir con ÁPICE las reflexiones que surjan de la lectura, que serán siempre bienvenidas, para que contando con los aportes de muchos y uniendo las capacidades de muchos más, podamos enfrentar conjuntamente el reto de construir un mundo donde la ampliación de opciones para facilitar el acceso, la permanencia y la graduación oportuna y pertinente en la educación superior contribuya a que en nuestras sociedades reinen la inclusión, la equidad, la justicia y la paz.

 

Jorge Téllez Fuentes

Director Ejecutivo de ÁPICE

AdminAPICE

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